Cuando los problemas nos agobian, la tensión suele acumularse en algunas zonas del cuerpo, ocasionando contracturas musculares que, a su vez, provocan dolor, estimulan la irritabilidad y afectan nuestra postura.
Para tratar de aliviar estas dolencias y proporcionar un mejor estilo de vida nace la quiropráctica. Más que una ciencia, es una filosofía de la salud que se basa en el estudio de la columna vertebral y su relación con el sistema nervioso y los problemas que los aquejan.
Al detectar, corregir y prevenir las subluxaciones o huesos desalineados de la columna -cuya presión en los nervios es la causante del dolor- se estimulan otras zonas del cuerpo, llegando a producir una sensación de bienestar integral a corto y largo plazo.
Para ello no hacen falta inyecciones ni otros procedimientos que impliquen el uso de sustancias químicas. El médico trata a cada paciente a través de quiromasajes o ajustes quiroprácticos sobre la espalda, cuello, piernas, pies, cara y brazos. Además, puede utilizar aceites esenciales para facilitar la relajación y hacer más placentero el tratamiento.
Haciendo que la columna funcione correctamente, se puede regular la energía, estados de ánimo. A nivel físico, se alivia el cansancio, la rigidez muscular y hasta dolores de cabeza, lo cual permite solucionar los problemas de sueño.
Pero lo más importante es que gozando de una buena postura se puede prevenir molestias futuras y obtener una seguridad al realizar nuestras actividades diarias, que también nos hace más atractivos.